Hoy celebramos la conversión de San Pablo, al apóstol al que Jesús encontró e invitó a seguirle, para llevar a todos su mensaje Salvador. En la carta a los Romanos, uno de los grandes escritos del cristianismo de todos los tiempos, manifestó su intención de llegar a España, es decir, al ultimo rincón de la tierra que entonces se conocía.
Nos ha dejado una gran obra literaria, sus cartas recogidas en el Nuevo Testamento, algunas de ellas escritas por sus discípulos.
Su persona está unida a la de San Pedro. Ambos predicaron en la capital del imperio y allí fueron martirizados.
Un buen día para aceptar el compromiso que como cristianos tenemos. Convertirnos al Señor, que no es otra cosa sino llenarnos de su Palabra. De leerla y amarla porque en ella encontramos el camino de la vida cristiana. Es el GPS que nos conduce por el verdadero camino que nos hace personas y que nos lleva a nuestra meta: vivir con Dios para siempre en el mundo nuevo del Reino de los cielos.
Llevar esa Palabra a todos. El mundo de hoy, como el de entonces, necesita escuchar a Dios. En el mundo de la comunicación son muchos los mensajes y las ideas que nos llegan, pero no siempre escuchamos lo que Dios nos dice. Nos lo dice el evangelio que hoy se lee: ir al mundo entero y predicar el Evangelio, que lleva la salvación a todos los que lo aceptan, lo aman y lo viven. Porque la Palabra de Dios es la única que puede transformar este mundo en un mundo mejor.
