Jesús vivió en Cafarnaún, allí tenía su casa y allí iba la gente a visitarle.
Hay leemos el cuarto milagro de Jesús en esta semana. Un milagro que nos dice que hay dos enfermedades en el ser humano: la enfermedad del cuerpo y la enfermedad del alma (el pecado).
Aquel paralitico que es descolgado por el tejado de la casa para llegar a la presencia de Jesús es curado del alma y para que la gente que está en la casa se convenza de esta curación, Jesús le cura en su cuerpo y el paralítico sale andando llevando su camilla.
Dios es quien nos cura. Esta curación es hacernos personas nuevas que cambian su vida. Nos llevan tumbados en una camilla y salimos llevando la camilla en nuestras manos. Nos meten por el tejado y salimos por la puerta de la casa, no podemos entrar porque no cabe gente ni a la puerta de la casa, pero se nos acerca el que en ella vive.
Cuando nuestra vida esté en situaciones complicadas o delicadas, hay alguien que nos espera y nos cuida. Vamos a la casa donde el Señor está, donde nos espera y con quien encontramos la verdadera y plena curación.
