Hoy celebramos en la Iglesia la festividad de San Juan Bosco. Sacerdote que dedicó toda su vida a la juventud que llegaba a la ciudad de Turín, en pleno desarrollo industrial, donde los jóvenes se encontraban abandonados y explotados.
A ellos edicó su vida Don Bosco, como le conocemos. Creo talleres, enteros recreativos (los oratorios festivos), y sobre todo fundó para ellos la Congregación Salesiana, dedicada a la formación de aquellos jóvenes, con la creación de las escuelas de formación artesana, de talleres donde los jóvenes adquirían unos conocimientos que le ayudaban luego en los puestos de trabajo en los talleres y fábricas,
Don Bosco nació en el año 1815 y falleció en el año 1888.
Dos ideas os dejaría sobre su vida.
1.- “la santidad consiste en estar siempre alegres” porque un santo triste es un triste santo. El domingo pasado leíamos las Bienaventuranzas el camino que nos enseñó Jesús para que seamos felices. Y hay un camino para llegar a ser felices: “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Sino lo que conseguimos es ser egoístas y en el egoísmo empiezan todas las tristezas y desilusiones.
2.- Don Bosco escribió un librito sobre el “Sistema Preventivo”. Es una manera de actuar que nosotros solemos decir: más vale prevenir que curar”. Busquemos siempre lo mejor para nosotros, lo que es bueno de verdad, y viviremos una vida alegre, que busca el bien de los demás. Por eso él era enemigo de locastigos y firme devoción del amor a los jóvenes y a todos los que estaban con él. Un buen principio conduce a un buen final. Miremos siempre a lo bueno de la vída y entonces viviremos de verdad.
Don Bosco no fue un fraile. Era un sacerdote diocesano, que quiso ser un cura de verdad. Por eso es ejemplo para los sacerdotes y para todos los que quieren llevar adelante una Iglesia que sea una gran familia. Así se lo pedimos hoy
